Colombia se la juega a la paz
martes 04 de septiembre de 2012 El Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC han confirmado que a principios de octubre se sentarán a negociar en Oslo con una agenda de cinco puntos. Ambos dicen que se sientan para lograr la paz y han apuntado a los saboteadores de esta oportunidad histórica. Colombia se la juega

Colombia se la juega y hay más probabilidades de fallar que de triunfar, pero la paz no es un tema de estadísticas, sino de voluntad política. En las próximas horas se acelerarán los hechos
Una tarde intensa en Colombia. Ya se sabía que Gobierno y guerrilla habían llegado a un acuerdo inicial, pero faltaba saber detalles. Son dos versiones de la misma esperanza, dos tonos y dos interpretaciones pero con una misma apuesta: conseguir la paz.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se ha dirigido al país midiendo sus palabras, tratando de recordar a las víctimas, a soldados y policías, al anterior gobierno o al sector privado, y minimizando el papel de Venezuela en este proceso y asegurando que “las operaciones militares van continuar”. El máximo líder de las FARC-EP, Rordigo Londoño, comandante Timoleón Jiménez, Timochenko, ha recordado que a esta negociación se llega por la presión social en las calles y en las veredas de Colombia, ha acusado a las élites colombianas de haber tirado por la borda los anteriores intentos, pero ha afirmado que son “optimistas” ante la posibilidad de lograr una paz que no sea equivalente a la derrota militar de la guerrilla
Santos ha dado más pistas de lo que contiene el llamado “Acuerdo General para la Terminación del Conflicto” y sobre los cinco puntos que marcarán la segunda fase de este proceso de negociación: Desarrollo rural (acceso a la tierra), garantías para el ejercicio de la participación política y ciudadana (fin del vínculo entre política y armas), finalización del conflicto (desmovilización de las FARC e incorporación a la vida civil), narcotráfico y los derechos de las víctimas (incluye esclarecimiento de la verdad sobre el conflicto).
Ambas partes dicen ser optimistas, pero moderan al tiempo el entusiasmo. Han hablado de proceso difícil, de inmenso reto, de momento histórico. Y ambos han insistido, con diferentes registros, en que la mayoría de los colombianos deben evitar que “los enemigos de la paz” boicoteen la negociación. Uno de los reconocidos enemigos del proceso, el ex presidente colombiano, Álvaro Uribe ya reaccionó en su venenosa cuenta de Twister con un breve mensaje: “criminales FARC con Gbno Santos, hacen publicidad electoral a Chávez cómplice de terroristas” [sic].
Algunos retos
Colombia se la juega y será un tiempo de difícil gestión de la información.
Las negociaciones comenzarán en Oslo (Noruega) y continuarán en La Habana (Cuba), en los dos países que, según Santos, harán de anfitriones y garantes. Chile y Venezuela serán acompañantes del proceso, aunque Timochenko no ha descartado que se sumen nuevos países.
El equilibrio entre la discreción imprescindible en unas negociaciones tan delicadas y la información pública a la ciudadanía colombiana será clave para el éxito. También lo será la forma en que cada una de las partes maneje a los contradictores internos. Quizá por eso la puesta en escena de hoy. Santos, acompañado de los altos mandos militares y por todo su gabinete (recién reformado). Timochenko con la imagen del histórico líder guerrillero Manuel Marulanda, Tirofijo.
Otro elemento a tener en cuenta será la manera en que otros actores sociales de Colombia puedan incorporarse a las negociaciones para proponer o para validar. Habrá que conocer con más detalle el sistema que han acordado las partes para evaluar esos avances y si merece la pena seguir en la mesa. Y aquí llega el siguiente reto: el tiempo. Santos ha dicho hoy que “será una negociación de meses, no de años”. Y es que los colombianos tiene demasiado cerca el recuerdo de las fallidas y eternas negociaciones de hace una década en la región desmilitarizada el Caguán.
Hay demasiadas decepciones acumuladas como para extender demasiado unas conversaciones que van a abordar temas tan complejos como el desarrollo rural, la participación política o el narcotráfico: los núcleos del perverso sistema político-económico que ha sostenido la guerra y el odio en el país.
Colombia se la juega y hay más probabilidades de fallar que de triunfar, pero la paz no es un tema de estadísticas, sino de voluntad política. En las próximas horas se acelerarán los hechos. Santos ya ha anunciado que revelará los componentes del equipo negociador del Gobierno mañana mismo y el Fiscal General de Colombia, Eduardo Montealegre, aseguró que, en cuanto Santos indique quiénes son los representantes de la guerrilla que estarán en las negociaciones “es obligación de jueces y fiscales suspender órdenes de captura por procesos, incluso internacionales”. Las FARC han anunciado una nueva conferencia de prensa en La Habana el jueves 6 de septiembre para dar más detalles sobre el proceso.